La Libertad de Creer
¿Tú eres Dios? Me preguntarían.
Y les respondo: si no me amas, si no crees en mí, si no eres conmigo, no soy Dios. Esa es la libertad que os he dado.
Cuando sientan así, seré uno con ustedes, y ustedes serán uno conmigo, serán una unidad con vuestro Padre, y entonces vuestra pregunta dejará de existir.
¿Tú eres Dios? Me preguntarían.
Y vuestra pregunta tiene su respuesta implícita.
Porque en vuestra duda está vuestra ausencia de mí, de mi amor, de mi Espíritu Santo con ustedes.
Cuando me conozcan,
¿Tú eres Dios? Jamás me preguntarían.
En las dudas existen las preguntas.
Cuando me conozcan, el silencio será en vosotros, la plenitud lograda de un alma.
Yo jamás te preguntaré si eres mi hijo. Jamás dudaré de mis hijos. Así los amo.
¿Tú eres Dios? Me preguntarían.
Y si me lo preguntan, les diré: no soy Dios y tú estás solo.
Y si no me lo preguntan y me permiten ser, seré lo que deba ser y tú serás conmigo en la eternidad.
Lo entenderás cuando vayas alcanzándote.
Esta es otra prueba 🧾 más que os doy a vuestras almas. Pruebas a vuestra sensibilidad, a vuestros espíritus.
Cuando vuestros ojos vean, entonces ya no estaré ni caminará este cuerpo a vuestro lado.
¡Es triste! Pero así debe ser, así se ha escrito en vuestro futuro.
En las dudas existen las preguntas y dejo de existir.